A nadie le gusta hablar de amor, cuando se está acabando se entiende.

Duele el momento de replantearte los sentimientos más profundos que están tan adentro. El presentimiento de que jamás vas a volver a vivir con tal sensación de protección entre unos brazos. Que te va a ir faltando el aire en por  momentos y aún así seguirás intentando no perder el último aliento aunque esta vez ya solo, no habrás más compañía que te ayude en esto.

Saber que te intentarán olvidar, hacer como que al apagarse esa llama se difuminase todo lo que tú no podrás perdonar así sin más. La esperanza de  volver a ver a esa persona cruzar una vez más, a tú lado, y no mirar hacia atrás y ver como se aleja cada vez más.

Deber plantar cara a un adiós que no quieres aceptar que evitado por promesas va a dejar tras de sí muchos sueños más. Ese miedo de pronto de que nazca un miedo horrendo de no volver a querer igual, a querer sin más.

Volver a tener la oportunidad de que no vuelvan a fallarte y rechazar porque ya no te parece real, cada día que pasó te fue marcando más.

De esto cualquiera podría sacar que el mayor dolor es no saber si en realidad hubo amor y sentimiento real o solo era otro jodido engaño más.

Ojalá tenerlo claro y volver a vivir en paz.